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Winston | |
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Winston es una marca de cigarrillos creada por la misma compañía tabacalera estadounidense que Camel, R.J.Reynolds Tobacco (RJR) en 1954. Tras su lanzamiento se convirtió en la marca americana más conocida de cigarrillos con filtro. El nombre de la marca proviene de la ciudad donde se localiza RJR, Winston-Salem, Carolina del Norte. Winston consiguió ser número uno en ventas de los EE.UU. desde 1966 hasta 1975.
En 1999 Winstom-Salem introdujo un nuevo tipo de cigarrillos en el mercado de Europa del Este, el Winston One. Este tabaco se hizo famoso por tener sólo 0'1 miligramos de alquitrán, a pesar de tener 1 miligramo de nicotina. Los fumadores europeos no estaban satisfechos con los nuevos cigarrillos, las ventas comenzaron a bajar y este tipo de tabaco dejó de fabricarse en 2001. Desde entonces, los cigarrillos Winston One se presentan como los cigarros más suaves disponibles en el Este de Europa, ya que sólo contiene 0'1 miligramos de alquitrán por cigarrillo, siendo este uno de los niveles más bajos de alquitrán presente en marcas de tabaco europeas.
San Pedro | |
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Simón Pedro (Betsaida, finales del siglo I a. C.-Roma, c. 67 d. C.), conocido también como san Pedro, Cefas o simplemente Pedro, fue, de acuerdo con múltiples pasajes neotestamentarios, uno de los discípulos más destacados de Jesús de Nazaret. Su nombre de nacimiento era Simón bar-Jona[5] y era pescador de oficio en el mar de Galilea. Por su seguimiento de Jesús de Nazaret, se constituyó en el apóstol más conocido y citado del Nuevo Testamento en general y de los cuatro evangelios canónicos y los Hechos de los Apóstoles en particular, que lo presentan bajo muy variados aspectos. También es citado por Pablo de Tarso en sus Epístolas paulinas, incluyendo la Epístola a los gálatas donde lo refiere como una de las tres columnas de la Iglesia de Jerusalén.[a] Figura de primer orden y de firme valor teológico en razón del ministerio que le confió el propio Jesucristo, es también conocido como el príncipe de los apóstoles.[6] Dado el prestigio del que gozó en la Iglesia primitiva, proliferaron también los «escritos apócrifos» centrados en su figura, como el Evangelio de Pedro, el Apocalipsis de Pedro, los Hechos de Pedro, los Hechos de Pedro y Pablo, entre otros.[6]
La Iglesia católica lo identifica a través de la sucesión apostólica como el primer papa, basándose, entre otros argumentos, en las palabras que le dirigió Jesús: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo» (Mateo 16, 18-19).